Hacia
la mitad del ciclo (alrededor del día 14), la glándula hipófisis libera
una segunda hormona -LH- en el organismo. Esta hormona provocará la
ruptura del folículo que ha alcanzado la maduración. El óvulo, que ya es
fecundable, es expulsado de su folículo y se separa del ovario: es la
ovulación. El folículo roto se llena
de sangre y se transforma en un cuerpo amarillo, que segrega otra
hormona - la progesterona-, que es responsable del aumento de la
temperatura del cuerpo de la mujer, desde la mitad del ciclo. Esta
hormona prosigue el trabajo ya comenzado por el estradiol para favorecer
la anidación. El óvulo, ya fuera
del ovario, es recogido por el pabellón de una de las trompas de Falopio
(canales que unen los ovarios al útero). En este largo y estrecho
conducto el óvulo podrá encontrarse con los espermatozoides y ser
fecundado. Si el encuentro entre estas dos células reproductoras (óvulo y
espermatozoide) no se produce, el óvulo degenera rápidamente. La mucosa
uterina, que se vuelve inútil, es evacuada más o menos catorce días
después de la ovulación: es la menstruación. Al
ser fertilizado el ovocito y éste pasa por las etapas de desarrollo de
una morula a un blastocito y luego, para el quinto día, a desprenderse
de la zona pelucida hace un recorrido por las trompas de Falopio en
dirección al utero, donde se implanta al final del sexto día. El embrión
es transportado por medio de los movimientos de los cilios tubáricos
del epitelio de las trompas y las contraccioes de la capa muscular. |
lunes, 10 de septiembre de 2012
recorrido del ovulo por las trompas de falopio
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